bienvenida

Con frecuencia, se nos presenta por los distintos medios de comunicación, noticias que dependiendo del medio, más que informar, aparentemente se trata de crear un pensamiento único. Así, por citar un ejemplo clarificador, podemos recordar como se trató el tema del Juez Garzón. La noticia, básicamente, era que iba a ser procesado por presunta prevaricación. Desde el Gobiernos del Sr. Zapatero y sus amigos subvencionados, más los medios afines, se trataba de resaltar la labor de citado Magistrado contra el terrorismo. Nada que objetar si realizó su trabajo adecuadamente. Pero, acerquemos "La Lupa" a la noticia. La cuestión que nos debe preocupar es, ¿prevaricó sí o no? La Lupa nace con el próposito de tomar cada una de aquellas noticias, sobre temas o personas especialmente relevantes, examinándola desde diversos ángulos y tratando como objetivo principal ser veraces y objetivos. A todos, bienvenidos.



domingo, 10 de julio de 2011

Recuerda, solo eres un hombre


      Se le suele atribuir a Marco Aurelio (Marco Aurelio Antonino Augusto, apodado “El Sabio”, quién fue emperador de Roma. Considerado el último de los “Cinco Buenos Emperadores”. ) la anécdota de que gustando de pasear por las calles y plazas de Roma, era vitoreado y aclamado por los ciudadanos como un semidiós. De tal forma que adquirió la costumbre de ser acompañado por un esclavo. Este caminaba varios pasos detrás del Emperador. Cuando los vítores y las aclamaciones arreciaban, el siervo se acercaba discretamente a Marco Aurelio y le susurraba al oído “Solo eres un hombre”.
      Lo cierto es que el Senado de Roma tenía expresamente prohibido que los ejércitos romanos entraran en la ciudad. Así, cuando un general volvía victorioso, el protocolo solo permitía que el comandante en jefe de la tropa, acompañado de su guardia personal y los músicos, hicieran la entrada triunfal. Eran aclamados por las calles de Roma y cuando el General llegaba ante el Senado, recibía un esclavo y una corona de laurel. El General se subía a su cuadriga (carruaje sencillo y descubierto tirado por cuatro caballos ubicados en línea) y volvía a recorrer calles y plazas. Se le arrojaban por el pueblo diversos presentes y flores. La misión del esclavo era doble. Situado un paso detrás del triunfador, con una mano sostenía la corona de laurel sobre la cabeza del General sin apoyarla ni soltarla. Cuando subía la intensidad de las aclamaciones, se acercaba al militar y le susurraba al oído “Recuerda, solo eres un hombre”. La idea era evitar el endiosamiento del sujeto.
Esta anécdota histórica debería hacernos reflexionar. El pueblo, ahora como hace dos mil años, necesita crear sus mitos. Al menos antes eran conquistadores que reportaban riquezas y vastas extensiones de territorios a su país. Hoy, tenemos un elenco de personajillos que bien por interpretar de manera mediocre en un escenario, cantar sin provocar lluvia de granizos, o practicar algún deporte de manera destacada, se sienten superiores al resto de mortales y tratan de mantener suficiente distancia con lo que ellos consideran “la plebe”. Así, podríamos recordar aquella llegada de Diego Armando Maradona a España y al sentirse rodeado por periodistas deportivos, hizo un gesto con ambas manos para que se detuvieran y dijo: “Maradona va a hablar”. A nuestro criterio, vomitó un conjunto insufrible de frases en las que hablaba de el mismo en tercera persona. Prueba inequívoca de su endiosamiento. Cuando terminó de hablar, sentenció “Maradona ha hablado”.
También recordaremos a “Ramoncín”. Personaje que se hizo famoso en los años ochenta, por cantar canciones insultando a los pijos de Madrid. Se solía pintar un rombo de color negro en la cara. Volvió a tener popularidad en los noventa, apadrinado por Javier Sardá cuando presentaba aquel programa llamado “Crónicas Marcianas”. Este casi proyecto de cantante, lanzó un puñetazo a un reportero gráfico, simplemente porque le estaba grabando en un lugar público. La de cantantes, toreros, actores etc, que en sus inicios han hecho malabarismos para ser entrevistados por un medio. Cuando son famosos, olvidan sus inicios y llegan a pensar que son especiales. Que están hechos de una materia distinta. Olvidando algo esencial. La mayoría de ellos pasaran al olvido colectivo y todos, inevitablemente, envejecerán y morirán.
Hay un grupo de personas no menos insufribles. Los nuevos ricos. Estos sin darse cuenta, suelen crear una corte de palmeros que le acompañan a cualquier destino. Es habitual visitarles en sus mansiones y contemplar la estupidez de sus comentarios. La sinrazón de sus halagos. El anfitrión, termina descubriendo que sabe cantar, que sus chistes son graciosos, que medir poco más de un metro sesenta es ser altísimo. Que su prominente estómago es una amalgama de musculatura. Que la estupidez y la ignorancia que les adorna a el o a su esposa (a veces a ambos) es graciosa. Todo por un plato de comida y algo de alcohol.
Para esta extensa masa de sumisos acólitos, recordamos la anécdota histórica que sigue: Un día estaba Diógenes comiendo un plato de lentejas. En ese momento llegó Aristipo, otro filósofo que vivía con gran lujo adulando al rey Alejandro Magno y le dijo: “Mira, si fueras sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas”. Diógenes le respondió: “ Si tu aprendieras a comer lentejas, no tendrías que degradarte adulando al rey”.
Saludos



5 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho y estoy totalmente de acuerdo. Me he permitido copiar el enlace y recomendarlo en mi blog.

    ResponderEliminar
  2. Uno de los mejores analisis que he leido jamas !!!!!!

    ResponderEliminar
  3. "[Ramoncín] Este casi proyecto de cantante, lanzó un puñetazo a un reportero gráfico, simplemente porque le estaba grabando en un lugar público" si, pero según Ramoncín dicho reportero buscaba armarla y empezó a provocarle, buscando precisamente la reacción del cantante (o proyecto de ).

    ResponderEliminar
  4. Es cultura general con anécdotas de vida, gracias por compartír.

    ResponderEliminar